
Quiero hablar de una persona muy especial. Quizás al primer o segundo encuentros no te des cuenta de todo lo que lleva por dentro. De hecho, cuando la conoces mejor, te das cuenta de que es natural que esto sea así. Y es que es necesaria una buena dosis de introversión para haber vivido tan intensamente la noche oscura del alma como puede adivinarse lo ha hecho cuando lees lo que escribe. También puede olerse que ha habido mucho trabajo atrás para ir digiriendo toda esa amargura que a todos nos invade aunque a unos con más fuerza que a otros.
Esto último se percibe en su poesía. No hay afectación ni falso dramatismo. Simplemente la verdad desnuda y una sinceridad que le da a todo lo que dice una fuerza enorme. Si a esto le añadimos todo el trabajo que hay detrás para poder expresarlo con tanta belleza como lo hace, tenemos poesía. Una poesía absolutamente magnífica.
Admiro mucho esta persona. No sólo por la forma en que conmueve cada vez que la leo, sino también porque es un ejemplo de vida. ¡Se requiere mucho valor para decidir ganarse la vida escribiendo poesía! Sí, en pleno siglo XXI donde el capitalismo es lo que manda. Donde lo único que vale es lo que tienes y no importa en absoluto la forma como lo has ganado ni como lo utilizas. Ella no. Simplemente se dedica a digerir su oscuridad poco a poco, haciéndose más sabia cada vez y luego nos regala todo eso sin ningún tipo de regateo, sin guardarse nada. Y además lo hace sin hacer ruido; con la tranquilidad y la discreción que la caracterizan, nos va regalando un poco de lo mucho que lleva por dentro.
San Francisco, domingo 26 de abril a las 9 de la noche. Mi hotel, que afortunadamente tiene internet, mi portátil y un programa de radio que, seguramente no está escuchando demasiada gente. Un programa donde se lee poesía, en la ciudad de México, un domingo y a las 11 de la noche. Demasiadas cosas en contra, aunque quizás los marranos con sus fiebres lograron conducir a algún despistado confinado en su casa a sintonizar por error la estación, aumentando aunque sea un poco la audiencia.
El clima es propicio, la conductora no es el súmmum de la inteligencia, pero logra crear un ambiente cálido y agradable. La poesía empieza a brotar. Mi hermana, Julieta, lee sus cosas exactamente como tienen que leerse. Tranquilamente, sin ninguna afectación. Simplemente dejando que las palabras fluyan lentamente y vayan transformando al que las escucha. Yo, solamente escucho emocionado, sintiéndola muy cerca y pensando que tengo una gran suerte de poder llamar hermana a alguien como ella.
Espero que su introversión no se moleste si doy aquí su blog. Se llama “La música de la sangre” y la dirección es: lamusicadelasangre.blogspot.com. Aunque se prodiga casi tan poco como yo, lo que hay por leer hace que valga totalmente la pena darse una vueltecita por ahí.